Volvimos
de vacaciones de Pascua y se retomaron los turnos de riego en el
huerto escolar. Ahora, tal como dijimos en anteriores posts, el
huerto de la entrada estará cuidado por los grupos de infantil de 3,
4 y 5 años.
El
alumnado de 3 años fue el primero en visitar el huerto. Con las
buenas temperaturas, las plantas habían crecido mucho después de
las vacaciones.
Practicamos
la observación de las hortalizas y jugamos con los niños/as para
ver si sabían dónde estaban plantadas, por ejemplo las acelgas.
Dábamos pistas como “son las que tienen las hojas más grandes”
y las comparamos en función de su tamaño. Al mismo tiempo,
descubrieron que había plantas de distinto color (lechugas verdes y
moradas). Algunos niños y niñas querían contestar enseguida.
De
esta forma, con las plantas del huerto, reforzamos los conceptos de
grande/pequeño, la localización espacial (están en el primer
contenedor, en el segundo...) y los colores.
Ahora
tocaba regar. Encima de los contenedores de cultivo, hay una especie
de techado que cubre la mitad de los recipientes. Dos días antes,
estuvo lloviendo por lo que la mitad de los cultivos que no estaban a
cubierto, estaban regados. Nos vino muy bien para diferenciar dos
zonas dentro de un mismo contenedor, una más húmeda y otra más
seca.
Les
enseñamos a saber si las plantas necesitaban agua, introduciendo el
dedo en el sustrato (tierra para las macetas) y comprobaron que había
zonas húmedas (las plantas aún disponen de agua) y zonas más
secas, que necesitaban riego.
Lo
mejor fue la cara de sorprendidos al cambiar de una zona a otra y
notar la diferencia en su “dit màgic”.
Como
trabajamos la educación ambiental de forma paralela, para el riego
reutilizamos botellas de plástico. En este caso, se utilizaron
botellas más pequeñas para sus manitas, de 33 cl con boquilla, que
direcciona mejor el chorro del agua. Estuvieron muy atentos cuando
les explicamos cómo había que regar: “se coge la botella con las
dos manos, apuntamos a la tierra, debajo de la planta, ahí están
las raíces por donde beben agua (no mojamos las hojas) y apretamos
para que salga el agua”.
Al
principio necesitaron ayuda, pero luego lo querían hacer ellos
solitos, muy concentrados mientras regaban sus plantas. Con la tarea
del riego con botellas, reforzamos la motricidad fina.
Los
alumnos/as de 4 años no necesitaron ayuda, y sabían identificar
prácticamente todas las plantas que íbamos nombrando. Para ellos es
un juego muy divertido que favorece la agudeza visual.
Hacíamos
grupos de 3 niño/as en el riego, para fomentar la sociabilidad, y se
ayudaban entre sí en el caso de dudas.
Incluso,
algunas niñas colaboraban juntas para no mojar las hojas de la
lechuga mientras regaban.
Les
había quedado muy claro cómo hay que regarlas y satisfechos por el
trabajo bien hecho.
Los
de 5 años ya son unos expertos y trabajamos también la paciencia
con los turnos de riego, porque todos están deseando coger las
botellas para regar su huerto.
Se
les recuerda que antes de regar hay que revisar nuestros cultivos por
si podemos recolectar alguna verdura. En esta ocasión había otra
vez cosecha de espinacas (nos han salido muy productivas) y acelgas.
Este
grupo de 5 años ya sabía cómo hacerlo. Con tijeras en mano, los
niños/as cortaron las hojas de las espinacas y de las acelgas más
grandes, y dejaron las más pequeñas para permitir que sigan
creciendo.
Esta
vez tuvimos también que desechar algunas hojas, como en la anterior
recolección, por la presencia de minador (pequeño gusano que se
alimenta del tejido interno de las hojas). Como trabajamos de forma
ecológica, no aplicamos ningún plaguicida químico para combatir
este insecto. Intentamos como primera medida reducir su población
eliminando las hojas en cuanto se ven infectadas.
Pero
aún así, recogimos una buena cosecha de espinacas ecológicas y
algunas hojas de acelgas que se llevaron las profes muy ilusionadas
para repartir en clase.
Quin interés, quina il.lusió i quin somriure en tenen els nostres xiquet@s.
ResponEliminaCada dia m'agrada més aquest bloc.